Guía practica de su uso

En el vasto universo del cuidado de la piel, los ácidos ocupan un lugar estelar, conocidos por su capacidad para revitalizar y transformar la epidermis. Desde suavizar líneas finas hasta combatir brotes, los ácidos como los AHA, BHA y PHA han demostrado ser herramientas poderosas en nuestras rutinas de belleza. Pero, ¿qué hace a estos componentes tan especiales? Y más importante aún, ¿cómo puedes utilizarlos para sacar el mejor partido a tu piel?

En esta entrada exploraremos los diversos tipos de ácidos utilizados en cosmética, entenderemos sus beneficios únicos y aprenderemos cómo seleccionar el adecuado según nuestras necesidades específicas de piel. Ya sea que estés buscando una solución para la piel apagada, grasa, seca o sensible, los ácidos te ofrecen una solución personalizada para revelar una piel más radiante y saludable.

Tipos de Ácidos y Sus Beneficios

En el cuidado de la piel, los ácidos son verdaderos cambiadores de juego, pero no todos los ácidos son iguales. Cada tipo tiene propiedades específicas que lo hacen ideal para diferentes necesidades y tipos de piel. Aquí exploraremos los tres principales tipos de ácidos utilizados en cosmética: AHA, BHA y PHA.

Ácidos Alfa Hidroxiácidos (AHA)

Los AHA son solubles en agua y funcionan exfoliando las capas superiores de la piel, lo que ayuda a revelar una piel más fresca y rejuvenecida.

Los Ácidos Alfa-Hidroxiácidos, o AHA, son componentes vitales en la cosmética contemporánea. Estos ácidos se encuentran naturalmente en una variedad de frutas y frutos secos, como limones, manzanas, uvas y almendras, e incluyen tipos conocidos como los ácidos láctico, mandélico y glicólico. 

Ácido Glicólico

El ácido glicólico, que puede ser sintetizado o extraído de fuentes naturales como la caña de azúcar, el bambú y la uva, es el AHA con el menor peso molecular y mayor acidez. Esto le confiere una alta eficacia en la exfoliación de la capa superficial de la piel, pero también un potencial irritante significativo. Es particularmente efectivo en el tratamiento de pigmentación, marcas post-acné, signos de envejecimiento y hiperqueratosis. Sin embargo, debido a su potencia, no es recomendable para pieles sensibles.

Ácido Mandélico

Por otro lado, el ácido mandélico, derivado de las semillas de almendra amarga, es notable por su suavidad, lo que lo hace apto para pieles sensibles. Su naturaleza liposoluble le permite penetrar eficazmente en los poros, limpiándolos y reduciendo la aparición de inflamaciones y comedones. Sus aplicaciones incluyen el tratamiento del acné, poros dilatados, hiperqueratosis, pigmentación y la formación de pequeñas arrugas.

Ácido Láctico

El ácido láctico se encuentra en la leche, algunas frutas y verduras como el tomate o la guayaba, y en el vino. Participa en varios procesos bioquímicos del cuerpo y es parte del Factor Hidratante Natural (NMF) de nuestra piel, que ayuda a absorber y retener la humedad. Este ácido tiene propiedades antioxidantes, hidratantes, queratolíticas y antiinflamatorias, siendo indicado para tratar signos de la edad, piel seca, tez apagada y gris, y para el alisamiento y tratamiento de los poros.

Cada uno de estos ácidos AHA tiene características y beneficios únicos que pueden ser aprovechados para mejorar la calidad y apariencia de la piel, dependiendo de las necesidades y condiciones particulares de cada usuario.

Ácidos Beta Hidroxiácidos (BHA)

Los BHA son solubles en aceite y el ácido salicílico, único miembro del grupo de los betahidroxiácidos, es ampliamente conocido y valorado en la dermatología y la cosmetología por su eficacia en el tratamiento del acné y otras condiciones de la piel. Este compuesto se obtiene tanto de la corteza del sauce blanco como de forma sintética.

El ácido salicílico es un compuesto liposoluble, lo que le permite penetrar profundamente en los poros y disolver los tapones de sebo que causan el acné y los puntos negros. Al eliminar el exceso de sebo, reduce significativamente la probabilidad de obstrucción de los poros y la formación de imperfecciones.

Además de sus propiedades exfoliantes, el ácido salicílico tiene efectos antibacterianos y astringentes. Actúa secando las zonas grasas y reduciendo el brillo, a la vez que estrecha los poros y ayuda a calmar la inflamación existente. Su capacidad para prevenir futuras inflamaciones hace que sea un ingrediente imprescindible en productos destinados a pieles propensas a problemas.

Este ácido es especialmente recomendado para tratar problemas como poros dilatados, puntos negros, exceso de brillo, inflamaciones puntuales y brotes de acné. Gracias a que no aumenta la fotosensibilidad de la piel, el ácido salicílico puede ser utilizado en rutinas de cuidado matutino, lo que lo hace versátil y conveniente para el uso diario.

Ácidos LHA y PHA para el Cuidado del Rostro

Ácido LHA

El LHA o ácido lipo-hidroxi es un derivado modificado del ácido salicílico conocido por su enfoque más gentil en la exfoliación. Este ácido no provoca la tirantez o irritación que otros exfoliantes más fuertes pueden causar, lo que lo hace ideal para personas con piel sensible. Al igual que el BHA, el LHA penetra en los poros para combatir el acné y los puntos negros, regulando también la producción de sebo.

Indicaciones:

  • Recomendado para pieles grasas, mixtas y sensibles.

Características especiales:

  • No incrementa la fotosensibilidad de la piel, lo que permite su uso durante el cuidado de la mañana.

Ácidos PHA

Los polihidroxiácidos, incluyendo ácidos como el glucónico, lactobiónico y la gluconolactona, son conocidos por su capacidad para exfoliar la piel de manera efectiva pero suave. Las moléculas más grandes de los PHA penetran más lentamente en la piel, minimizando el riesgo de irritación. Esto hace que los PHA sean especialmente beneficiosos para pieles sensibles y reactivas. Además, estos ácidos fomentan la producción activa de colágeno, contribuyendo a una piel más firme y un efecto rejuvenecedor general.

Indicaciones de uso: Especialmente indicados para piel sensible y reactiva.

Tanto los LHA como los PHA son excelentes alternativas para quienes buscan beneficios de exfoliación sin los efectos secundarios comunes de ácidos más intensos. Estos ácidos ofrecen una aproximación más suave y respetuosa para mantener la piel saludable, equilibrada y rejuvenecida.

Estos ácidos no solo transforman la apariencia de tu piel al mejorar su textura y luminosidad, sino que también ofrecen beneficios específicos como la hidratación, la reducción de la inflamación y el soporte a la barrera cutánea. Integrar estos ácidos en tu rutina de cuidado de la piel puede resultar en una piel visiblemente más saludable y radiante.

Consejos para el Uso Competente con Ácidos para el Cuidado del Rostro

El uso de productos ácidos en el cuidado de la piel requiere conocimientos específicos para garantizar la seguridad y eficacia. Es fundamental seguir las recomendaciones del fabricante y considerar algunas reglas generales:

  • Momento de Aplicación: Los ácidos suelen aplicarse durante el cuidado nocturno para evitar la fotosensibilidad. Sin embargo, ácidos como el azelaico, salicílico y LHA son seguros para el uso matutino.
  • Proceso de Aplicación: Deben aplicarse sobre la piel limpia y seca, esperando que cualquier humedad residual se evapore para minimizar la irritación.
  • Tiempo de Actuación: Tras aplicar ácidos, es recomendable esperar 20-30 minutos antes de aplicar otros productos para mantener el pH adecuado y permitir una acción efectiva de los ácidos.
  • Protección de la Barrera Cutánea: Utiliza productos que contengan ceramidas o componentes que fomenten la síntesis de ceramidas, como la centella asiática y la niacinamida, para mantener la integridad de la barrera lipídica de la piel.
  • Reacciones Adversas: Si la piel muestra signos de ardor intenso, picazón o enrojecimiento, es aconsejable lavar el área afectada. Un leve hormigueo puede ser normal, pero el malestar no debe ser intenso.
  • Combinación de Ácidos: Evita mezclar diferentes ácidos a menos que estén incluidos en un producto formulado por el fabricante, que garantiza las proporciones correctas.

Protección Solar y Precauciones

  • Los ácidos aumentan la fotosensibilidad de la piel. Es crucial usar protector solar para proteger la piel de los rayos UV, incluso durante los meses de invierno o en días nublados.

Recomendaciones para Pieles Sensibles y Diferentes Tipos de Piel

  • Para pieles muy sensibles, se recomienda utilizar ácidos más suaves como el LHA, PHA o ácido mandélico. Es importante realizar una prueba de alergia en un área pequeña, como la muñeca o el pliegue del codo, antes de aplicarlos en el rostro.
  • Piel Normal: Necesita un cuidado regular que incluya limpieza, tonificación, hidratación, protección solar y exfoliación ocasional con AHA.
  • Piel Sensible: Opta por productos suaves y añade ingredientes que reduzcan la sensibilidad, como ceramidas y probióticos.
  • Piel Seca: Benefíciate de ácidos hidratantes como el ácido láctico, que también ayudan en la regeneración de la piel.
  • Piel Grasa/Mixta: Utiliza ácido salicílico para combatir el exceso de sebo y la formación de comedones. Considera la niacinamida como un complemento para regular la producción de sebo. 

Conclusión

Los ácidos son herramientas potentes para el cuidado de la piel y pueden tratar una variedad de problemas si se utilizan correctamente. La inclusión de sérums o tónicos con ácidos en la rutina de cuidado puede mejorar significativamente la salud y apariencia de la piel, siempre que se respeten las pautas de aplicación y protección.

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