Pasajero o crónico, es el cansancio más habitual. En la mayoría de los casos es la consecuencia del estrés o de una tensión mental excesiva causada por el trabajo o la ansiedad. Síntomas: sueño no recuperador o perturbado, dificultad de concentración, somnolencia, tristeza o incluso depresión…
El cansancio físico, es a menudo consecuencia de una actividad física intensa. El descanso a menudo es suficiente para hacer desparecer este trastorno. Sin embargo, puede también vincularse a la falta de actividad física que conduce por su parte al debilitamiento de nuestro cuerpo. ¡En ese caso, es hora de ponerse en forma!
El cansancio “ecológico” está vinculado a los cambios de temporada, al cambio de la hora en verano, a los horarios de trabajos nocturnos… En fin, es el desajuste de nuestros ritmos biológicos. Por tanto, ha de controlar el equilibrio entre la serotonina y la melatonina.
La convalecencia, este cansancio suele ser consecuencia del paso por una operación quirúrgica o una enfermedad, incluso a veces resultado de una simple gripe. Un choque importante, físico o emocional, también puede llevar a una necesidad importante de recuperación. Eso dura habitualmente entre unos días y varias semanas.
El agotamiento profesional, lo que hoy es conocido bajo el nombre de “burn out” se caracteriza por “una sensación de cansancio intenso, pérdida de control e incapacidad para conseguir resultados concretos y cumplir metas en el trabajo” Puede representar igualmente la consecuencia de un largo período de tensión intensa que haya agotado nuestras reservas. En este caso, las glándulas suprarrenales y el sistema nervioso están al borde del agotamiento total.
El síndrome del cansancio crónico, la OMS reconoce el cansancio crónico como una grave enfermedad neurológica. Se manifiesta por un cansancio que dura desde más de 6 meses y presenta distintos síntomas que difieren según las personas: dolores musculares, desórdenes neurológicos o cognitivos, déficit inmunitario, dolores de cabeza, sensación de malestar generalizado… Este tipo de cansancio no se puede tratar como tal, ya que sus causas difieren sustancialmente de las de los cansancios corrientes. Por tanto, no se debe de confundir con un simple cansancio que aparece y vuelve a desaparecer. Se trata de un cansancio crónico. ¡Cuidado!: el cansancio puede también a veces ocultar una patología (diabetes, cáncer, depresión etc.). No lo descuiden y no duden en consultar a su médico, especialmente si persiste sin razón aparente.
Recarga tus glándulas suprarrenales
Las glándulas suprarrenales son los pilares de nuestra energía. Se ocupan de la secreción de la cortisona natural que nos permite disponer de energía, especialmente por la mañana o para afrontar las tareas difíciles. Esta hormona se ocupa también de los procesos de quema en el organismo y regula en parte la glucemia.
Apoyar a la actividad suprarrenal es pues a menudo algo muy importante para salir rápida y eficazmente de una situación de cansancio. Las plantas que nos ayudan en esta tarea se llaman “cortison-like”, ya que estimulan la producción de cortisona natural.
Entre ellas encontramos:
• Los brotes de grosella (Ribes nigrum) son útiles sobre todo en caso de cansancio nervioso. Tonifican el sistema nervioso y las glándulas suprarrenales.
• Los brotes de roble (Quercus robur) son más indicados en los casos de cansancio físico. Estimulan la actividad suprarrenal y la producción de testosterona. Son muy útiles en los casos de hipotensión, sin embargo, en condiciones normales pueden subir la tensión.
La gemoterapia a través de sus macerados glicerinados de brotes cobra cada vez mayor fuerza y adeptos gracias a su fórmula suave y eficaz, aplicable a todos desde la infancia.
¡Los aceites esenciales son verdaderos concentrados de energía!
Muy ricos en principios activos, actúan rápida y eficazmente. A continuación, la descripción de una mezcla que se puede aplicar directamente en la zona de suprarrenales (la parte superior, exactamente debajo de las costillas flotantes), por la mañana y si es necesario de media tarde:
• AE de Picea negra (Picea mariana) 50 gotas
• AE de Pino silvestre (Pinus sylvetris) 60 gotas
• AE de albahaca (Occimum basilicum) 40 gotas
• AV de almendra suave 2 ml
Se aplican 4 a 5 gotas de la sinergia, frotando bien hasta sentir calor debajo de tus palmas de las manos. Este tratamiento se puede aplicar solo en adultos y durante no más de 3 semanas.
Por Nicolas Wirth
Naturópata